Santander, 1980. Un Renault 18 familiar de un color verde horroroso. 8 niños + 2 madres dentro. Sin cinturones, ni sillitas ni alzadores. Unos encima de otros, en filas, haciendo concursos para ver a quién de los que iban debajo se le marcaban más las rayas de los pantalones de pana de los que iban sentados encima de ellos. Jarreando para variar. Los cristales llenos de vaho. Todos gritando.
Del cole a casa había al menos 45 minutos. No existía la autovía. Así cada día. Salvo los viernes. Los viernes era un día especial. Por alguna razón que aún desconozco, en cuanto bajábamos Tetuán, empezábamos a gritar todos como locos: "Queremos alciturrianos, queremos alciturrianos, queremos alciturrianos". Cada viernes.
Nuestras madres nos mandaban callar porque así no se podía conducir. Pero nosotros seguíamos. "Queremos alciturrianos, queremos alciturrianos". Casi siempre ganábamos. Es que éramos muchos. Mi madre se desviaba de la ruta y María se bajaba y entraba a comprar kilos de alciturrianos. Porque éramos muchos y nos gustaban demasiado. Y contábamos los que nos comíamos cada uno, no fuera a ser que alguno se pasara. Así hasta llegar a casa, a dos carrillos.
Nuestras madres nos mandaban callar porque así no se podía conducir. Pero nosotros seguíamos. "Queremos alciturrianos, queremos alciturrianos". Casi siempre ganábamos. Es que éramos muchos. Mi madre se desviaba de la ruta y María se bajaba y entraba a comprar kilos de alciturrianos. Porque éramos muchos y nos gustaban demasiado. Y contábamos los que nos comíamos cada uno, no fuera a ser que alguno se pasara. Así hasta llegar a casa, a dos carrillos.
Justo antes de llegar, doblando la esquina, cambiaba la canción: "agua, por favor....agua por favor..." todos al mismo tiempo. Y es que los alciturrianos a saco después del cole y casi una hora de coche era demasiado.
Luego nos hicimos mayores y una parte de fue de Santander pero seguíamos comiendo alciturrianos a kilos cuando nos reuníamos en verano. La señora de la tienda nos reconocía ( bueno, a mi madre) y siempre decía: ahhh sí...para la señora que tiene tantos hijos. Molaba. Hasta se los llevábamos a Madrid cuando íbamos en Navidad. Y llegamos incluso a ir a su casa a comprar cuando cerraron la tienda. Es que éramos adictos.
Pero luego cerraron y vimos y probamos copias chungas de otras pastelerías pero nada. No eran alciturrianos.
Hace unos días, bendito Facebook, me encuentro un contacto que pone Alciturrianos. ¡¡¡Y eran ellos !!!
Los confiteros. Han vuelto. O igual nunca se fueron pero yo no lo sabía. Joe que alegría. Empecé a colgar en el muro de mis amigos en enlace y todos flipaban.
Ni corta ni perezosa, hice un pedido por internet. 1 kilo de alciturrianos de los de toda la vida. Lloraba de alegría. Por lo buenos que están y por los recuerdos que me traen.
En 24 horas los tenía en casa, mi pedido más una caja de regalo. Un súper detalle.
Os dejo una foto de tan deseable dulce y os animo a probarlo. Yo lo he encargado a través de www.caprichucos.com pero si estáis en Santander los tienen en varios sitios, lo podéis ver en "Alciturrianos" en Facebook.
En 24 horas los tenía en casa, mi pedido más una caja de regalo. Un súper detalle.
Os dejo una foto de tan deseable dulce y os animo a probarlo. Yo lo he encargado a través de www.caprichucos.com pero si estáis en Santander los tienen en varios sitios, lo podéis ver en "Alciturrianos" en Facebook.
Nota: Carletes, si lees ésto ¿aún quieres la Vespino Rossi? ;)
Lucía, a tí mejor no te digo nada...
Lucía, a tí mejor no te digo nada...