sábado, 16 de marzo de 2013

Cosas de niños

Hoy me han venido a la memoria varias perlas de los niños, de esas que te hacen gritar en el momento y de las que luego te ríes cuando ya estas en la cama. 

Todo ha sido a raíz de que uno de los monstruos ha venido contando lo maravilloso que iba a ser su día mañana porque, para biología, diseccionarían un pez.
No hay cosa que me pueda dar más asco. Y tampoco entiendo bien para que sirve. Total, si ya salen las fotos en los libros.  Yo me libré de eso en el cole porque la única vez que nos programaron una intervención del estilo, me puse enferma y no fui. Era un pollo. ¿Os imagináis? Yo, qué cuando voy a comprar exijo que este súper limpio y aún así, lo "maqueo" en casa antes de cocinarlo...

Cuando era pequeña, uno de mis hermanos, siguiendo las "divertidas" indicaciones de mi madre, me despertaba muchas veces tocándome la cara con la pata de un pollo, previamente diseccionada por mi madre. Le odiaba.

Aquí en casa, ya hemos tenido varios episodios de ese tipo. El peor fue cuando uno de ellos vino oliendo terriblemente a pescado tras una clase de biología. Lo mandamos a  la ducha inmediatamente  y la ropa fue a la lavadora a 100º pero tres días después su habitación y su mochila seguían oliendo. Pescado chungo. No os podéis imaginar mi cara  cuando la criatura confesó que había guardado la espina dorsal de la víctima en el bolsillo del "babi" ( bata en estos tiempos modernos). ¡Tres días llevaba paseando aquello por todas partes! ¿La razón? Pues qué había salido entera, sin partirse y era muy bonita...

Sin comentarios.





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